.::APRENDIENDO A NOMBRAR EL MIEDO DE NO SABER NOMBRAR LO QE NO EXISTE::.

domingo, 21 de febrero de 2010

Aborto si, aborto no, eso lo decido yo...

Creemos que lo mas generalizado al tratar el tema del aborto, es que se produce una monopolización de la discusión sobre cuándo empieza la vida. Ya sea a favor o en contra de la decisión de abortar, aquella discusión (cuándo empieza la vida) resulta como una tranca que no deja visualizar un montón de factores y temas relacionados con la práctica del aborto.. si bien, esa no es discusión acabada, creemos que hay que desestabilizarla en cuánto a la centralidad que está ocupando al hablar sobre aborto. Nos parece necesario además, desestabilizar la arraigada manera política de “convencer” a las personas que se plantean en contra del aborto y más bien (re)plantearnos la manera en que trabajamos el tema en lo cotidiano, en la política no-institucional... (eso sí sin olvidar la relación de poder existente entre quienes se inducen un aborto y quienes tienen la facultad denunciar o encarcelar a una mujer por abortar)

Por esto queremos hablar sobre el aborto, desde el entretejido que se produce en esta situación, donde se entremezclan cuestiones materiales e inmateriales, y donde además, no podemos dejar de vincular las experiencias personales o individuales con el entorno social.

El aborto tiene por cierto una dimensión personal en cuanto a sentimientos y materialidades de cada ser humana que lo lleva a cabo, sin embargo esta individualidad siempre está cruzada por factores sociales frente a los cuales no podemos quedar indiferentes, tanto en cuanto a la manera de analizarlo, como también en cuanto a los diversos roles que ocupamos en la sociedad. Hablar de aborto tiene que ver con hablar sobre la necesidad de descartuchar el habla y la practica sexual. Tiene que ver también con desigualdades sociales, de género y de clase.. En este sentido, no podemos abordar al aborto, como una práctica desligada del trato social hacia la sexualidad. En la sociedad en que hemos crecido, vemos que la manera de formar acerca de la sexualidad es cartuchona, adultocentrada y heteronormada, es decir, reproduce una lógica que mira con verguënza ciertos cuerpos y ciertas prácticas, que determina lo que es normal y lo anormal, lo que es bello y lo que es feo, que culpabiliza el placer sexual en la infancia y adolescencia (o después, fuera del amor y la reproducción), que dice que la heterosexualidad es lo natural o normal, que sospecha y criminaliza la imaginación, el deseo, la expirementación... entre tantas otras cuestiones...

Si consideramos estas construcciones culturales en torno el sexo y la sexualidad, no nos extraña que no conozcamos a fondo los procesos q ocurren en nuestros cuerpos (y menos el desconocimiento de lo que ocurre en el cuerpo de lxs demás). Tampoco nos extraña que a pesar de existir métodos anticonceptivos, sea dificultuoso acceder a ellos, ya sea por vergüenza, por no tener la plata, o simplemente por que no todas las prácticas sexuales son pactadas y no se tienen siempre las precauciones a mano (un condón, las pildoras, etc etc). Y mas aún, no podemos cegarnos a que en una cultura machista, existe la violencia y abuso sexual, que va desde recargar en la mujer el hecho de “cuidarse” en un coito, hasta las violaciones que son mas comunes de lo que puede verse abiertamente.

Con todo esto creemos que se vincula el llegar a tener un embarazo no deseado. Creemos además, que el aborto es una opción que debe ser decidida por la mujer que va a practicárselo (en ningún caso debería ser forzado). Por otro lado, hay toda una carga cultural en cuanto a la naturalización de la mujer como madre, que en el caso de querer abortar, culpabiliza socialmente a la mujer y causa un mayor silenciamiento e incomprensión al momento de abordar esa experiencia. La maternidad no es naturalmente bella. Puede ser un proceso hermoso así como puede ser un proceso forzado o frustrante, por lo tanto es necesario también, desnaturalizar/desnormalizar el rol materno en las mujeres... Desde cierta perspectiva la culpa no es necesaria, pero si la sentimos, debemos saber que tampoco es irremediable, esto tiene que ver con el valor que le damos a nuestras decisiones y también con el vínculo que podemos lograr entre nuestras experiencias y el aprendizaje que éstas nos pueden dar. Decimos también que practicarse un aborto no es ni bonito, ni fácil, ni la única o mejor opción para todas las mujeres que se enfrentan a un embarazo no deseado, sino decimos que para algunas mujeres, en algunas circunstancias es una opción.

Sabemos que lo ideal sería no pasar por la situación de tener que abortar, sin embargo es necesario que las mujeres que decidan hacerlo, puedan contar con información práctica para poder hacerlo en las mejores condiciones posibles. Frente a la precaria información sobre aborto seguro, no podemos esperar que instancias gubernamentales o institucionales se hagan cargo, debemos informar(nos), crear redes, e ir tomando la importancia de cómo tratamos el tema de la sexulaidad y del aborto en los espacios comunitarios. Resulta imprescindible que dentro de las personas que queremos transformar este mundo de mierda, dejemos de ver “lo político” como separado de lo cotidiano...

Por ello proponemos preguntarnos...

¿Qué tan cotidiano es el aborto?

¿Es el aborto un tema individual y sólo de las mujeres?

¿Hay una apertura suficiente frente a la sexualidad de las personas como para descartar el aborto como una posibilidad de las mujeres que tienen un embarazo no deseado?

¿Es justo que el Estado sólo prohiba y castigue frente al aborto?

¿Cómo instalar al aborto como parte de la discusión en las políticas comunitarias y dentro de los grupos mas alternativos o disidentes de la política oficial?

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